Ya sé que la receta de hoy no es un dulce, ni una tarta, ni unas pastitas para el te, pero aunque no lleve chocolate…lleva harina. ¡Y bastante! Os pongo esta receta de pan porque hice un curso maravilloso y me encantó. Los panes que compramos en el supermercado tienen un montón de porquerías y aditivos químicos. Evitar meterle eso a nuestro organismo es simple: dedicar una mañana a hacer el pan para toda la semana. No es toda la mañana pinchada en la cocina. ¡¡¡Noooo!!! Lo que pasa es que el pan lleva su tiempo de fermentación, pero podemos aprovecharlo para ir haciendo otras cositas. Yo por ejemplo, escribir mi siguiente publicación jiji. Además os diré que el pan casero sabe a pan. Increíble, ¿verdad?
Esta
receta la he sacado de Directo al Paladar pero le he hecho un par de pequeños
cambios, como añadirle una
mezcla de semillas ecológicas que compré la última vez que fui a Bilbao. En el
paquete hay semillas de sésamo, linaza dorada, girasol y calabaza. Pero podéis
hacerlo sin semillas si no tenéis. Este pan se conserva en muy buen estado
varios días si lo mantenéis tapado, y también se puede congelar en rebanadas y
cuando se descongela sigue estando tierno y delicioso. Y por supuesto se puede
tostar y quedan unos sándwiches que ni os imagináis lo ricos que están.
Seguro
que os va a encantar esta receta.