viernes, 27 de octubre de 2017

Tarta de mango y vainilla


¿Alguna vez os han propuesto un reto? Eso es lo que me ofreció mi novia cuando le pregunté de qué sabor quería la tarta de su cumpleaños: de mango. ¡De mango! No podía ser de chocolate, limón, queso… Yo que sé, una tarta de un sabor más común. ¿Pero de mango? Total, que me puse a buscar por internet y…¡nada! No encontré ninguna receta de tarta de mango que me gustase. Así que le di vueltas a la cabeza y decidí hacer una tarta de mango y vainilla porque le encanta el helado "Solero".

Lo que más dolor de cabeza me dio fue el frosting. De hecho, lo hice un poco sobre la marcha. Hice uno, no me gustó el resultado (sabía demasiado a queso y no era lo que buscaba); hice otro mezclando parte de ese primer frosting con nata, y ahí sí acerté, pero como era muy suave como para cubrir la tarta hice un tercer frosting con otra mezcla (siempre utilizando el primero como base porque no hay que tirar nada 😉). Vamos…que lo hice a ojo y ha quedado perfecto. Lo mejor de todo…a mi novia le gustó tanto que dice que es su tarta favorita.

Tengo que agradecer a mi amiga Luna que me trajese una maravillosa esencia de mango de su viaje por la India y es la que he utilizado para el frosting. Me trajo de más sabores así que algo habrá que inventarse para utilizarlas.
Espero que disfrutéis tanto de la receta como yo haciéndola.



INGREDIENTES:
(para una tarta de 20 cm de diámetro)


- 4 huevos a temperatura ambiente
- 2 yemas de huevo a temperatura ambiente
- 300 ml. de buttermilk o suero de leche
- 2 cucharaditas (10 ml.) de extracto de vainilla
- 345 gr. de harina de repostería tamizada
- 400 gr. de azúcar
- 1 y ½ cucharada (17 gr.) de levadura química
- 1 cucharadita (5 gr.) de bicarbonato sódico
- ½ cucharadita (4 gr.) de sal
- 225 gr. de mantequilla sin sal, fría y cortada en cuadraditos

Para el mango en almíbar:

- 2 mangos pelados y cortados en cuadraditos (unos 600 gr)
- 250 gr de azúcar blanca
- 600 ml de agua

Para el frosting:

- 80 gr de mantequilla a temperatura ambiente
- 300 gr de azúcar glass
- 600 gr de queso mascarpone (o 300 gr de mascarpone y 300 gr de queso tipo Filadelfia)
- 3+2 cucharaditas de esencia de mango
- 2 cucharaditas de esencia de vainilla
- 300 ml de nata montada
- Colorante alimenticio naranja (opcional)

ELABORACIÓN:

Bizcocho de vainilla:

Esta receta ya es conocida por vosotros y podéis encontrarla pinchando aquí. Con esos ingredientes os da para los 3 bizcochos que necesitamos. 
Si los vamos a reservar hasta el día siguiente tenemos que envolverlos en papel film.

Frosting:

En realidad este frosting es un 2x1 porque de un primer frosting inicial vamos a hacer 2 parecidos, pero no iguales. Ahora vais a ver el por qué:

1 – Primero vamos a preparar un frosting de queso: 
  • En un bol mezclamos la mantequilla  con 150 gr de azúcar glas
  • En otro bol mezclamos el queso, el resto del azúcar y 3 cucharaditas de esencia de mango
  • Ahora añadimos la mezcla de queso a la mantequilla y batimos hasta que estén incorporados (solo serán unos segundos).  Reservamos. Yo lo hice el día anterior por lo que lo guardé en el frigorífico.

Ya os habréis dado cuenta que no es la forma habitual de hacer un frosting de queso. Esta vez lo he hecho así porque la cantidad de mantequilla era bastante menos que en otras ocasiones e iba a resultar más difícil incorporarle 300 gr de azúcar. 

2 – Ahora, a partir de este frosting de queso que ya tenemos, vamos a preparar nuestro relleno:
  • En otro bol, bien frio, empezamos a montar la nata
  • Cuando esté casi montada pero todavía esté blandita (no hace picos fuertes ni la varilla deja surcos profundos) añadimos 2 cucharaditas de vainilla y la mitad del frosting de queso que teníamos reservado, pero lo vamos a hacer en dos veces. Es decir, primero añadimos ¼ del frosting de queso, batimos un poco y después añadimos el otro cuarto y continuamos batiendo hasta que esté completamente montado.

Si, como yo, hacéis el frosting de queso el día anterior a montar la tarta, tendréis que batirlo un poco antes de añadírselo a la nata. Con un par de varillazos con la batidora estará perfecto.

3 – Como os sobrará relleno lo que vamos a hacer es añadir lo que nos ha sobrado de este frosting de nata con lo que nos quedaba del otro frosting de queso, añadimos 2 cucharaditas más de esencia de mango y mezclamos con las varillas. Y…voilà, ya tenemos el frosting para cubrir nuestra tarta.

Mango en almíbar:

4 – Pelamos y cortamos los mangos en trocitos.

5 – En un cazo ponemos a calentar, a fuego bajo, el agua y el azúcar y, cuando ésta se haya disuelto, añadimos el mango.

6 – Dejamos cociendo durante unos 30 minutos hasta que el mango esté blandito y se haya formado un delicioso almíbar.

7 - Para utilizar como parte del relleno cogemos algunas cucharadas de trocitos de mango y algo de almíbar y lo trituramos. Reservamos

Montaje:

8 – Igualamos los bizcochos con una lira o con un cuchillo grande de pan. También recortamos los bordes.

9 – Los bañamos un poco con el almíbar.

10 - En el centro de la bandeja o plato donde vayamos a poner la tarta colocamos un poco del frosting de queso para que la tarta no se resbale y ponemos el primer bizcocho boca arriba.

11 - Ponemos por encima una buena cantidad del relleno. También le ponemos una buena cantidad del mango triturado y 2 o 3 cucharadas de los trocitos de mango en almíbar. Esto es un poco al gusto de cada uno.



12 - Colocamos el segundo bizcocho y volvemos a repetir el paso anterior.

13 - Por último colocamos el tercer bizcocho boca abajo y cubrimos la tarta con una primera capa fina de frosting de queso (el que habíamos hecho para cubrir la tarta), y metemos en el frigorífico media hora.



14 - Mientras tanto cogemos una pequeña cantidad del frosting que nos queda y lo teñimos ligeramente de naranja con colorante alimenticio. Este paso es opcional, de echo se me ocurrió decorarlo así en el último momento así que si no tenéis colorante no pasa nada.

15 - Sacamos la tarta del frigorífico y cubrimos con el frosting naranja la parte inferior de la tarta y con el frosting blanco cubrimos el resto.
Yo dejé la superficie lisa con una espátula de repostería, pero si no os queréis complicar demasiado podéis dejarla sin estar lisa del todo y pasar la punta redondeada de la espátula todo alrededor de la tarta. Es mucho más fácil y queda igualmente preciosa. Aquí podéis ver un ejemplo. 

Metemos otra vez en el frigorífico y, media hora más tarde, cuando el frosting se haya endurecido un poco, ya podemos ponerle la decoración que queramos. Yo le puse unos trozos de mango en almíbar que había cortado a propósito con forma de hojas y le puse un higo cortado por la mitad. También añadí un crocanti que hice triturando avellanas caramelizadas y caramelo casero. ¿No os parece precioso? Pues más rico estaba. 


NOTAS:

Tengo que decir que quizás no sea necesaria la mantequilla en el frosting pero se la añadí porque como la nata es más suave y endeble que el queso, me daba miedo que no aguantase el peso de los bizcochos. Quizás en otra ocasión pruebe sin añadirla y esas calorías que le quitamos a nuestra tarta.

Si te ha gustado la receta, no te la guardes
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