Menuda tarta espectacular os traigo hoy. Esto es para celebrar el primer aniversario de Entre harina y chocolate (con un pelín de retraso, pero mejor tarde que nunca J). Tengo que admitir que este tremendo calor que hace me ha jugado malas pasadas y me ha complicado las cosas. Cuando algunas personas me decían que no eran capaces de montar la nata, que se les cortaba o cosas así yo pensaba que eso era imposible. Pues de eso nada. Sin exagerar pude gastar
Pero
bueno…problemas a parte, me ha encantado hacer esta maravillosa tarta. Llevaba
algunas semanas sin hacer ningún postre y me apetecía hacer algo realmente
espectacular. Así que me fui directa a uno de mis blog favoritos: el de
Sweetapolita. Sabía que allí encontraría la tarta que andaba buscando. Los que
me seguís ya sabéis que suelo hacer cambios y adaptar las recetas a mis gustos.
En este caso cambié todo el frosting de fuera. Aunque me encantan las tartas
americanas, mi paladar y mi estómago no están preparados para su frosting de
mantequilla. Otro cambio que hice son las cantidades: la receta de Sweetapolita
es para una tarta muy pequeña de 12’5 cm. y la mia la he hecho de 15 cm. Ah, y una cosita más. Os pongo las
cantidades en gramos o mililitros pero también en tazas como lo miden los
americanos. Pero OJO, no sirve cualquier taza. Una taza de medida americana son
unos 250 ml. Yo tengo un conjunto de medidores entre los que está "la taza", pero
normalmente nosotros utilizamos el peso y el volumen. Pero por si alguien tiene
medidores americanos como yo…pongo también esas medidas.
No
os asustéis cuando veáis que lleva muchas partes para hacer porque son muy
fáciles y se pueden hacer en varios días. Y la verdad es que el resultado final
merece la pena.
¡Feliz
aniversario chic@s y mil gracias por estar ahí! Os quiero.
INGREDIENTES:
Para el bizcocho de
vainilla:
(para un molde de 15 cm .)
- 240 ml. (1 taza) de leche entera (a
temperatura ambiente)
- 4 claras (a temperatura ambiente)
- 2 huevos enteros (a temperatura ambiente)
- 4 cucharaditas de extracto de vainilla
- 280 gr. de harina para bizcochos
(tamizada 2 veces)
- 300 gr. (1-1/2 taza) de azúcar
- 114 gr. (1/2 taza) de mantequilla sin sal
(a temperatura ambiente)
- 56 gr. de margarina
- 16 gr. de levadura química
- Una cucharadita de sal
Para la mermelada de mora:
- 250 gr. (2 tazas) de moras
- 130 gr. de azúcar glas
- 2 cucharadas de zumo de limón o de
naranja (30 ml.)
- Una pizca de sal
Para el relleno de
marcarpone:
- 2 cucharadas (30ml.) de agua fría
- 2 cucharaditas de gelatina en polvo
- 420 ml. (1-3/4 taza) de nata para montar
bien fría
- 30 gr. (1/4 taza) de azúcar glas
- 75-80 gr. (1/3 de taza) de queso
mascarpone o Filadelfia
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- Una pizca de sal
Para el frosting de queso
y vainilla:
- 150 gr. de mantequilla a temperatura
ambiente
- 340 gr. de azúcar glas
- 340 gr. de queso mascarpone o Filadelfia
- 1-2 cucharaditas de esencia de vainilla
(al gusto)
- Colorantes alimenticios: violeta, rojo y
azul (colores al gusto)
ELABORACIÓN:
Para el bizcocho de vainilla:
1 – Precalentamos
el horno a 175 ºC .
2 – En un bol mediano batimos las claras, los
huevos enteros, 2 cucharadas de leche y la vainilla. Reservamos.
3
– En otro bol más grande mezclamos (con ayuda de un tenedor) los ingredientes
secos: harina, azúcar, levadura química y la sal.
4
– Añadimos la mantequilla y la margarina y mezclamos bien, o con un batidor a
velocidad baja o con el tenedor.
Después añadimos la leche que nos queda y
batimos a velocidad baja hasta que quede todo bien integrado. Aumentamos la
velocidad y batimos durante un minuto más.
5
– Ahora vamos añadiendo la mezcla de huevos, leche y vainilla en 3 veces.
Batimos a velocidad media unos segundos después de cada adición.
6 - Engrasamos y
forramos el molde (si tenéis 2 moldes iguales podéis hacer los dos bizcochos a
la vez) y vertemos en él la mitad de la masa (si tenéis báscula de cocina
podéis pesarla y así os sale dos mitades igualitas).
7 – Horneamos a 175ºC durante 35 minutos, o
hasta que al pinchar en el centro con una aguja fina ésta salga limpia. Si veis
que se empieza a dorar demasiado la superficie del bizcocho, podéis poner, con
mucho cuidado, un trozo de papel de aluminio para que no se queme.
8 – Cuando esté
hecho lo sacamos y lo dejamos enfriar 10 minutos sobre una rejilla. Después desmoldamos
y dejamos enfriar por completo.
Para la mermelada de mora:
La
mermelada la podéis hacer varios días antes. Ya sabéis que el azúcar es un gran
conservante y por eso las mermeladas aguantan, en el frigorífico, bastante tiempo
sin estropearse.
9
– En una cazuela ponemos, a fuego medio, 200 gr. de moras limpias (más o menos 1-1/2 taza), el azúcar,
el zumo de limón o de naranja y la sal hasta que comience a hervir.
10
– Bajamos el fuego y dejamos cocinando 15 minutos más hasta que comience a
espesar.
11
– Dejamos enfriar un poco y trituramos para que no nos queden trozos. Después
pasamos por un colador. Las moras tienen muchas pepitas y no queremos ese tipo
de crujiente en nuestra tarta.
12
– Si os ha quedado muy líquida podéis volver a poner al fuego 5-10 minutos más,
pero tened en cuenta que una vez fría quedará más espesa.
Conservad
tapada en el frigorífico.
Para el relleno de
mascarpone:
13
– En un vaso ponemos el agua fría y la gelatina, y dejamos hidratando
el tiempo que ponga cada marca.
14
– En otro bol ponemos un poco de nata (1/3 de taza) y la calentamos en el
microondas hasta que comience a hervir, momento en el que añadimos la gelatina
y removemos hasta su completa disolución. Después guardamos en el frigorífico,
removiendo a menudo para que no se apelmace, hasta que esté fría. Tened cuidado
porque la gelatina se endurece cuando se enfría, así que no os vayáis muy
lejos.
15
– En un recipiente de acero inoxidable (mejor si está frío) añadimos la nata
restante (también muy fría) y comenzamos a montarla, a velocidad baja, con ayuda de una batidora
de varillas. Cuando comience a espesar un poco, añadimos la
mezcla de nata y gelatina y aumentamos un poco más la velocidad. Cuando esté
casi montada, añadimos poco a poco el azúcar, la sal y la vainilla. Podéis
añadir el azúcar, la sal y la vainilla antes de comenzar a montar la nata, pero
se corre el riesgo que tarde en montar o incluso que no se monte firmemente.
16
– En otro bol batimos el mascarpone para que esté blando y se lo incorporamos a la nata, suavemente y
con movimientos envolventes. Tapamos con papel film y dejamos en el frigorífico
hasta que vayamos a utilizarla.
Para el frosting de queso
y vainilla:
17
– En un bol batimos la mantequilla a temperatura ambiente y el azúcar glas. Nos
tiene que quedar una crema de color blanquecino.
18
– A continuación añadimos el queso y seguimos batiendo. El queso puede ser
mascarpone o queso de untar tipo Filadelfia. O incluso una mezcla de los dos.
19
– Por último añadimos la vainilla, batimos y ya tenemos nuestro delicioso
frosting de queso y vainilla.
MONTAJE DE LA TARTA:
20
– Cortamos cada bizcocho en dos partes iguales. Si nos ha quedado mucho copete,
primero igualamos el bizcocho y después lo cortamos por la mitad.
21
– En el plato o bandeja donde vayamos a poner nuestra tarta ponemos un poco del
frosting en el centro y después ponemos encima uno de los bizcochos boca arriba.
Esto lo hacemos para que la tarta no se resbale por el plato.
22
– En una manga pastelera, y con una boquilla redonda y grandecita, ponemos parte del frosting de queso y
vainilla y hacemos un “dique” por todo el perímetro del bizcocho para que no se
salga fuera de la tarta la mermelada y el relleno de mascarpone.
23
– En el interior del “dique” echamos unas cucharadas de mermelada de mora y
esparcimos con ayuda de una espátula o con el canto de una cuchara.
Después añadimos unas cucharadas del relleno de mascarpone y también lo esparcimos. Y para
terminar nuestro relleno ponemos algunas moras de las que nos habían sobrado.
Si son muy grandes las partimos por la mitad.
24
– A continuación ponemos otra capa de bizcocho y así hasta terminar. La última
capa la colocaremos boca abajo. Si la tarta está muy inestable metedla unos
minutos en el frigorífico. Y si hay algún punto en el que se salga la
mermelada, metemos un poco de frosting con la manga pastelera y alisamos la
superficie con la espátula limpia. ¿No os parece un trabajo de bricolage? ¡Me
encanta! Jiji.
25
– Con mucho cuidado cubrimos la tarta con papel film y después, poniendo las
manos sobre la superficie, aplastamos un poco suavemente para que la tarta
quede más estable y alineada y no haya bultos o huecos en el relleno.
Refrigeramos durante 30 minutos.
26
– Después, le damos una capa de frosting de queso y vainilla para sellar las
migas. Así cuando demos la capa que decora nuestra tarta nos aseguramos de que
no tendrá restos de bizcocho, ni de relleno. No hace falta que sea una capa
demasiado gruesa, ni que quede perfectamente lisa, ya que después va cubierta
por otra capa de frosting. Refrigeramos 30 minutos más.
27
– Mientras tanto, dividimos el frosting restante en 3 boles y los coloreamos
con los colorantes alimenticios. Para hacer el morado de abajo utilicé el
violeta y le añadí rojo para que quedase más intenso y una gota de azul. Para
el lila del medio solo usé un par de gotas del violeta, y con el azul de arriba
use un par de gotas del azul intenso que tenía. Podéis no usar colores, o
utilizar solo uno y el blanco del frosting, o como vosotros queráis. Guardamos
los boles en el frigorífico para que se endurezca un poco.
28
– Ponemos una capa gruesa del frosting oscuro en la parte de debajo de nuestra
tarta alisando un poco con la espátula. Después el frosting de color lila en
medio, y en la parte superior ponemos el frosting de color azul claro.
Con
la espátula bien limpia alisamos toda la superficie. Os daréis cuenta que se
van mezclando los colores y parece que se degradan. Queda precioso. Podéis
dejarlo liso o podéis hacerlo textura como he hecho yo. Esta textura la hice
con el canto de una cucharilla e iba subiendo la cucharilla
poco a poco según iba girando la tarta con la otra mano. Así queda como un caracol. Es mucho más fácil
alisar y decorar las tartas si las colocáis sobre una plataforma giratoria.
Y
ahora sí, podemos disfrutar de una esponjosa, delicada y riquísima tarta de
vainilla y mora.
¡Es
tan bonita que da pena comérsela!
NOTAS:
- Sobrará algo de mermelada, pero así tendréis un rico desayuno al día siguiente.
- Cuando ya había hecho la tarta se me ocurrió que en vez de utilizar este relleno de mascarpone podemos utilizar el frosting de la tarta Guinness que a mi me parece que es mucho más fácil. En vez de utilizar queso de untar podemos sustituirlo por el mascarpone y seguro que queda genial y delicioso. Tendré que hacer otra tarta para probarlo. Me sacrificaré ;).
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